Presentan una gran diversidad: desde aquellas que tienen una sola estancia de reducidas dimensiones a monumentales palacetes y edificios públicos. En su mayoría se distribuyen en torno a un patio central, tienen varias plantas y sótanos excavados en la roca que se utilizaban como bodegas.
Articulan la trama urbana y constituyen unos espacios de marcado carácter social y comercial. La Plaza Baja era el foro comercial, con abundancia de tiendas y talleres que se distribuían hacia las entrepuertas. La Plaza Alta era el espacio central de la ciudad, donde se ubicaban los edificios más representativos (Escribanías, Cabildo, Casas del Corregidor) y donde tenía lugar la principal actividad pública y oficial de la ciudad.